No hacen falta grandes inversiones para enfrentar la situación, cambiemos nuestra actitud y será cuestión de tiempo y de algunos recursos para tener, en el transporte, una Piura orientada a la persona.
Por Germán Gallardo. 20 febrero, 2023. Publicado en Semana, el 19 de febrero de 2023.En los planes de trabajo de muchos alcaldes se tiene en cuenta el transporte como un tema importante. Sin embargo, estos planes, generalmente, se centran solo en la construcción de infraestructura nueva, olvidando que el sector tiene tres importantes protagonistas: las vías (efectivamente), el vehículo y el peatón.
Lo primero que las autoridades locales y regionales consideran para solucionar problemas en el sector Transportes es “más vías, más infraestructura”. Pero, además, de la infraestructura, se debe tener en cuenta a los peatones y a los vehículos.
La presencia de la persona (conductores o peatones) agrega un componente que no es técnico pues la persona decide, se emociona, asume riesgos, comete errores, etc. La persona, entonces, aporta “complejidad al problema”, por lo que hay que manejarlo desde un ángulo diferente.
En la complejidad de todos los problemas de este sector, a nivel nacional, sobresale el relacionado con la inseguridad y el poco respeto a la vida de las personas que utilizan este servicio. El cuidado de las personas debería ser el primer principio y constituir una “política de Estado”, que es como una roca de apoyo a todo el sistema.
Es absolutamente fundamental hacer del transporte un servicio más humano, para que no siga siendo una jungla, donde, sin autoridad, vence el más fuerte o el más astuto y donde el más débil puede perder la vida. ¿Cuál es el diagnóstico actual? Hemos construido una sociedad orientada a servir al vehículo, a la rapidez, al apuro por llegar al destino a toda costa, olvidando que en ese afán podemos dañar a otros que también forman parte del sistema, pero que son mucho más débiles. Reportes globales confirman, lamentablemente, esta situación, incluso han encontrado un nuevo término para ellos: “usuarios vulnerables de la vía”.
Una necesaria política de estado
El transporte en todas las ciudades del Perú es muy agresivo, lo que lo hace inseguro y genera altas tasas de accidentalidad y muchas pérdidas económicas, también. Durante los años 2020 y 2021 descendieron estas tasas, debido, principalmente, a la inmovilización y a las restricciones decretadas a raíz del COVID-19. Sin embargo, el 2022 la cantidad de accidentes, heridos y fatalidades volvió a la que había en el 2019.
Margaret Chan, directora general de la OMS, en su último “Reporte de Estado Global sobre Seguridad Vial”, reitera que los heridos producidos en el sistema vial constituyen un problema de salud pública y es un problema frecuente en países en desarrollo. Mas de 1,2 millones de personas mueren en las vías cada año, y alrededor de 50 millones resultan heridas en accidentes de tránsito en todo el mundo. El 90% de fatalidades ocurren en países de bajo o mediano ingreso, como el Perú.
¿Cómo reducir las fatalidades?
Muchas de las medidas implementadas tienen como objetivo proteger a los ocupantes de los automóviles; sin embargo, casi la mitad de los fallecidos cada año en el mundo, no son los ocupantes sino peatones, motociclistas, ciclistas y pasajeros del transporte público. Esta cifra es aún mayor en los países y comunidades más pobres del mundo.
Una investigación de Gallardo, Navin y Ho (2012) señala que en nuestro país la tasa es de 0,000215 muertes per cápita, lo que equivale a 6500 fallecidos al año y, de ellos, el 78% corresponde a peatones. Un tema importante constituye la “falta de reportes”, es decir que cuando sucede un accidente no se toma la información o se hace de modo errado. Aquí hay un área de trabajo y de mejora urgente.
según esta investigación también es prioritario tomar en serio el problema, porque si no se implementa una política de estado que descienda a “programas de seguridad vial”, el número de accidentes y de muertes seguirá incrementándose hasta llegar a un valor pico en el cual habrá una contundente reacción ciudadana, como ya ha sucedido en otros países. Se ha demostrado que dichos programas son efectivos para enfrentar este problema.
Algunas estrategias
Para reducir el número de muertes en las vías del Perú se requieren algunos cambios fundamentales en el sistema de seguridad vial, pero, sobre todo, un cambio de “mindset de los gobernantes”. Hace falta una nueva mentalidad que privilegie y proteja a los usuarios vulnerables de la vía”, frente a un grave problema. Este sería el primer paso para humanizar el transporte y hacerlo seguro: el reconocimiento del problema y la predisposición al cambio.
Sin embargo, notamos que en Piura y en todo el Perú no hay voluntad política para orientar el transporte a la persona. Se ha sucumbido al criterio de orientar el transporte al vehículo, pues se prioriza la construcción de vías y si son de alta velocidad mejor. Estas políticas públicas lanzan el mensaje de que la jerarquía en el transporte es el vehículo; por ello, hay personas que se sienten muy empoderadas cuando manejan su carro y si es más grande entonces sienten “más poder” para, por ejemplo, imponerse a los demás. Esto explica, en parte, la gran agresividad que existe en nuestro sistema de transporte. Humanizar el servicio de transporte es una política de largo plazo, a nivel nacional y es la base necesaria para construir el resto del sistema, sin esto no hay futuro seguro.
Debido a que el problema es humano, el segundo paso que proponemos es tener un líder nacional de seguridad vial con homólogos en cada región del Perú. Deben ser personas dispuestas a lograr este gran cambio, con el apoyo de los medios de comunicación, directamente apoyados por los gobiernos regionales y locales. Personas que vayan convenciendo a la sociedad de la importancia de un cambio de actitud.
El tercer paso es iniciar un programa peruano de creación y fortalecimiento de capacidades en seguridad vial. El conocimiento mundial de lo que hay que hacer ha aumentado considerablemente desde principios de los 70 y la creación de capacidades tiene un buen aliado en las universidades. En el Perú, existen programas de seguridad vial que están funcionando bien; como el uso de los cinturones de seguridad, que, verdaderamente, han salvado muchas vidas.
Además, hay un principio del transporte que suele estar ausente: no permitir nunca que en una misma vía exista transporte interprovincial, transporte pesado y al mismo tiempo transporte en bicicleta, scooter, en motocicleta o mototaxi. Nunca debe estar el ‘grandazo’ al lado del más pequeño, pues solo el remolino del viento generado por la alta velocidad del primero pondrá en peligro la vida del pequeño.
Un programa importante es el uso de reductores de velocidad en intersecciones problemáticas y pasos de peatones. Plantearse seriamente un programa denominado “Cero fatalidades en las vías de Piura para el 2025” constituye un reto y una buena meta, y estimula a todos nosotros a cumplirla. Tal programa tendría una serie de proyectos, por ejemplo, de ubicación de semáforos peatonales en las intersecciones más concurridas, el cálculo adecuado del tiempo de verde que permita que el anciano o la madre de familia que cruza con sus tres hijitos tenga el tiempo suficiente para cruzar la vía de manera segura.
Asimismo, proyectos para “calmar el transporte” o traffic calming vía la implementación de camellones, señalizaciones, ampliación de veredas, mejora de iluminación en intersecciones peligrosas, rediseño de rotondas, y la implementación de auditorías de seguridad vial son importantes. Hay muchísimas pequeñas acciones y proyectos que se pueden ir implementando para resolver las dificultades.
No hacen falta grandes inversiones para enfrentar la situación, cambiemos nuestra actitud y será cuestión de tiempo y de algunos recursos para tener, en el transporte, una Piura orientada a la persona.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.